Foto: Pintura de Pablo Picasso
En el diario El País, de España, han publicado una excelente recopilación de las diferentes formas en que las mujeres han tomado y vivido su embarazo y el post parto.
Son nueve mujeres que relatan sus vivencias y cómo viven con hijos en brazos, todos sus beneficios y adversidades.
La primera es Raihana, una joven de 20 años con dos hijos que dio a luz en el peor país para ser madre, según un reciente estudio de la ONG Save the Children.
“Pero para dar a luz al segundo, Ghulam Mohammed, hace dos meses, acudió a casa
de la comadrona, por las complicaciones sufridas durante la gestación. A
diferencia de un embarazo anterior, malogrado a los tres meses después de una
caída -sangró durante tres días-, en esta ocasión, la familia de su marido le
permitió ir a la clínica cuando tuvo pérdidas de fluido, por recomendación de
Maryam, la voluntaria de Save the Children que la visita a domicilio”.
En contraposición está Slije, una bella rubia que nació en el mejor país para dar a luz, Noruega.
“Silje Sigernes y su marido, Ernesto Alegría, aprovecharon el nacimiento de su
primer hijo, Philip, para pasar un año familiar en Barcelona. Para ello,
contaban con la amplia baja que concede el Estado noruego a las madres
trabajadoras: 54 semanas con el 80% del salario o 44 con el 100% (actualmente se
ha ampliado a 56 y 46, respectivamente). Escogieron la primera opción, y el
padre, que disponía de cuatro semanas de baja paternal (ahora son 10), sumó
vacaciones y unos meses de permiso sin sueldo. "Tuvimos tiempo para estar juntos
como familia", explica esta noruega de 35 años”.
En Cuba, Judith recibe leche gratis pero dice que los pañales con muy caros.
En España, Pilar tuvo problemas en su centro de trabajo por pedir una reducción de horas en su jornada regular.
En China, Peng Lili dio a luz en su pueblo natal, en la provincia de Hebei, porque dice que en la capital, Pekín, es muy caro.
“En Pekín es muy caro, unos 6.000 yuanes [692 euros], mientras que en Hebei
cuesta 1.000 yuanes si el parto es natural. El mío lo fue, con la ayuda de un
doctor, y sólo pagué la mitad porque tengo un sobrino que trabaja en el hospital
al que fui. Con cesárea, el precio es de 3.000 yuanes”.
En Mozambique, Fátima tiene miedo al parto por el alto riesgo de muerte.
En Irán, Artemis combinó sus estudios universitarios con la crianza de su hija.
En Estados Unidos, Christina hubiese querido quedarse más tiempo con su hijo, luego de dar a luz.
Y en Kenia, Agripina, a pesar de que cría a sus hijos por su cuenta y sólo gana 60 euros al mes, aníma a todos a tener hijos.
“... explica que cría sola a sus hijos, sin ayuda de ningún familiar. Pese a
estas dificultades, asegura que le gusta mucho. "Animo a todos a tener hijos",
dice. Ve a los niños por las tardes, después del colegio, y los fines de semana.
Como el 68% de las mujeres kenianas, Bukhala no usa métodos anticonceptivos,
aunque asegura que ambos hijos fueron buscados.
En un país en el que las
mujeres reciben nueve años de educación de media, Bukhala terminó la secundaria,
y gana 60 euros al mes. Cuando nacieron sus hijos, no trabajaba, por lo que no
pudo aprovechar la baja pagada de tres meses”.
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